INAUGURAN CÁTEDRA DE INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA
Sin que sea necesario declararlo, bastaría al parecer con haber nacido al sur del río Bravo para ser latinoamericano, pero cientos de pueblos indígenas con sus particulares lenguas y culturas rompen tal categorización. Por sobre los obstáculos, son muchos los que apuestan por la unidad y se la juegan por formar sostenedores de la integración del continente, integración “hecha desde abajo”, como todavía se usa decir por estos lares.
Por Carlos Rivera P.
Constituida recientemente en Santiago, como un esfuerzo de la Asamblea Regional de Ciudadanos del Cono Sur, la cátedra Francisco de Miranda nace para acercar los anhelos de convivir pacíficamente en un camino de colaboración y de paz entre las muy diversas comunidades del territorio que tienen tal propósito.
La formación de líderes sostenedores de la integración latinoamericana, es la ambiciosa meta de los organizadores, el comité de la Asamblea Regional de Ciudadanos, que ha reunido a comienzos de junio a representantes de universidades, de comunidades nativas y de organizaciones sociales de Argentina, Perú, Bolivia y Chile, unas 80 personas en total, quienes definieron en conjunto los contenidos de esta iniciativa singular que puede entenderse como un diálogo de culturas, una búsqueda de identidad y una reflexión de pensamiento propio impulsado por el deseo común de emancipación y unidad.
Aún en pleno siglo 21 la distancia es una dificultad que la cátedra deberá salvar con los elementos tecnológicos disponibles suministrando un soporte digital común, una biblioteca virtual y un sitio de intercambio en internet. Los obstáculos gravitantes no son de este tipo, obviamente, sino el entrecruce de nacionalidades, chovinismos históricos, redes locales de diversa clase cuyos objetivos han de ser enlazados con el propósito de la unidad sin fronteras para las mayorías de América. Tal es el reto asumido por todos, compromiso aceptado así, con todas las dimensiones de su complejidad, incluidas las barreras de los conceptos y el peso de la dominación histórica, como lo expuso el profesor Pedro Godoy, uno de los inspiradores de la cátedra.
“Productos de una historia que enseña a la infancia que no somos un continente sino un archipiélago de repúblicas, aprendemos a concebir a los vecinos como enemigos. Desaprender aquello de que “el estado es la nación políticamente organizada” es tarea difícil. Tampoco es fácil aprender el concepto sociológico de nación como núcleo dotado de común sangre y cultura con una macroidentidad. Esto es clave para 20 colectividades afectadas de etnocentrismo respecto a la república vecina y de complejo de inferioridad frente a las megapotencias”, señala Godoy “La acción integradora debe examinar estos enfoques”, remarca.
Esta dificultad de integración vive también en la variedad de pueblos del suelo americano, cada uno con una identidad, origen racial y lengua propias. Tal como lo hace notar Rodrigo Torres de Cochabamba, Bolivia cuando explicó la existencia en su país de más de 20 nacionalidades agrupadas artificialmente bajo el concepto de pueblo aimara, porque sus miembros no se reconocen como tales sino como individuos pertenecientes a su específica comunidad. El joven politólogo, señala que esta dispersión de identidad parte “del no reconocimiento del otro como parte de uno mismo” y cree posible generar en América una integración “desde abajo”
La tensión entre indigenismo y cultura occidental está en la base de las contradicciones a que se verá sometida la enseñanza de un sentir común latinoamericano, con héroes de la categoría de Simón Bolívar, de alcance continental, literatos, artistas, pensadores, construcciones, música y folclore que definen parte de una amalgamada identidad, de la cual Francisco de Miranda fue un precursor desde la lejana época de la independencia del imperio español. Miranda tuvo la visión de un gran imperio independiente – que llamó Colombia - que consistía en todos los territorios que estaban en poder de los españoles y portugueses comprendidos desde las márgenes del río Misisipi al sur hasta Tierra del Fuego.
Los asistentes que dieron el vamos a la cátedra de integración convinieron en aceptar que las historias del pasado pueden ser entendidas desde las propias luchas y crisis del presente, muy conscientes además de que el actual proceso de integración económica favorece los intereses de las empresas transnacionales y va en contra de la corriente de unidad latinoamericana.
Del encuentro participaron Claudio Lara, economista de la escuela de posgrados de la Universidad Arcis - universidad anfitriona – miembro fundador de la Sociedad de Pensamiento Crítico que cobija a 400 economistas de los países de América Latina; de Perú viajaron Elvis Moris, comunicador social y Raúl Wiener, periodista; de Bolivia, Andrés Pérez, decano de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad San Simón de Cochabamba y Rodrigo Torres, miembro de la Red de Responsabilidad Humana; de Argentina estuvo Fabián Nieves, sociólogo argentino, Daniel Vaca Narvaja, secretario general del SIESE (Seminario Iberoamericano de Estudios Socio-Económicos) y de Chile, académicos de la Universidad Los Lagos, Universidad Bolivariana y Universidad de Chile, entre otros. Como invitado especial figuró Luis Angarita, de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela. Ellos compartieron en grupos de debate y trabajo con profesores, dirigentes sociales, dirigentes indígenas, sindicalistas, inmigrantes, ecologistas, estudiantes, para acordar de común acuerdo el cuerpo de contenidos y fijar la orientación que tendrá la cátedra como esfuerzo sistemático de reflexión y conocimiento.
La iniciativa es complementaria a la Cátedra Indígena de Integración lanzada el mes de mayo en la misma universidad, las que preparando el terreno a la Asamblea Regional del 2010, están insertas en el proyecto de las capitales de la integración que incorpora a Lima, Valparaíso, Santiago, Córdoba, Sucre, La Paz como centros prioritarios de dicho esfuerzo.
El camino no es fácil, pero está abonado por las luchas anteriores y experiencias primigenias, como bien anota el profesor Andrés Pérez, de origen argentino, perteneciente a una comunidad del altiplano, un aleccionador ejemplo de cómo se está dando la integración, con una conciencia universal de paz, afincada en profundas raíces :
- Yo creo que en esta parte de América existió probablemente el imperio más grande la antigüedad , el imperio inca, el cual se registra sin masacres sin hambrunas, sin un dominio que llevara a perder las lenguas ni tampoco con una actitud de degradación de la naturaleza, es decir, lo pudieron hacer bajo ciertos principios, bajo una particular forma de articularse y en condiciones tecnológicas muchos más precarias que las actuales. Creemos que esa experiencia es de gran valía . Nosotros creemos que lo importante es entablar un diálogo. En la medida que ese diálogo sea posible, podríamos entender como lograron ellos (los incas) articular una unidad tan fuerte – no diré latinoamericana porque en aquella época no existía este concepto –pero que además venía en pleno proceso de expansión . Si nosotros miramos sólo la experiencia de los incas, ellos lograron en un lapso de tiempo sumamente rápido una expansión en un territorio mucho más grande que el que lograron los romanos.
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